Aunque es difícil pensar en una época en la que utilizábamos un bolígrafo y un papel para redactar contratos, dibujos técnicos y comunicaciones entre nosotros, la realidad es que muchas personas trabajan más cerca de ese concepto arcaico de lo que creen.
La década de 1980 representó el nacimiento de la informática doméstica y para pequeñas empresas. Fue una época emocionante en la que esta milagrosa nueva tecnología estaba al alcance de la gente corriente. Liberando la informática de los mainframes que dominaron las cuatro décadas anteriores.
Naturalmente, la gente empezó a utilizar la tecnología para mejorar sus negocios. El tratamiento de textos, las bases de datos y el software de contabilidad fueron las primeras aplicaciones más populares y siguen representando una parte importante del mercado de software actual.
Servían para capturar datos que antes se almacenaban en libros de contabilidad y cuadernos que se distribuían físicamente a quienes los necesitaban.
A medida que la informática se hizo más sofisticada, aparecieron más aplicaciones para capturar los datos que requerían más potencia de cálculo, como dibujos técnicos, imágenes digitales e incluso vídeo.

Aparte de algunas ventajas básicas como la capacidad de búsqueda limitada y el avance hacia la oficina sin papel, estos primeros sistemas ofrecían pocas ventajas. Se limitaban a reproducir digitalmente las acciones físicas.
El gran avance se produjo cuando el software empezó a superar la limitación de los sistemas de lápiz y papel y añadió valor mediante la manipulación y transformación de esos datos. Por ejemplo, las anteriores vistas múltiples de dibujos técnicos en 2D pudieron sustituirse por el modelado directo en 3D. La captura de los datos adicionales no sólo permitió crear automáticamente los dibujos 2D anteriores, sino también producir datos calculados, como el volumen del objeto, el peso para un material determinado, las tolerancias, etc.
A pesar de las ventajas aparentemente obvias de utilizar la tecnología adecuada para capturar tus datos, es alarmantemente habitual que las organizaciones utilicen herramientas digitales, y en algunos casos incluso en la nube, como poco más que sus homólogas anteriores de papel y lápiz.

Por ejemplo, en nuestro sector, era práctica habitual utilizar varios medios para capturar información sobre un mazo de cables. Entre ellos estaban: un dibujo técnico físico para la disposición, una tabla de libro mayor para las conexiones (hacia y desde) y una tabla similar para la lista de materiales. Cualquier cambio en cualquier parte del diseño requería modificar estos documentos, comprobarlos y distribuirlos a todas las partes interesadas. Una empresa horrenda que no sólo consumía tiempo y recursos, sino que permitía la introducción de costosos errores.
“¡Esto es perfecto para la digitalización!” – puedes exclamar, sin embargo, en lo que hemos acabado muchas organizaciones es en un término medio que ofrece pocas ventajas pero todos los inconvenientes. Los planos se capturan en Visio y AutoCAD, con conectividad, y los datos de las piezas en Excel, tanto de forma independiente como desconectada. Lo peor es que estos datos “muertos” no permiten automatización ni validación alguna. Las alteraciones y actualizaciones son propensas a los mismos errores que los sistemas manuales y sustituyen los dibujos en papel por múltiples documentos electrónicos que hay que gestionar y almacenar.

Sería un ejercicio que valdría la pena realizar en tu organización para revisar cómo tus equipos están utilizando el software de la mejor manera posible. Puede que encuentres verdaderos frutos maduros que proporcionen a tu empresa ventajas significativas.
Nuestro paquete insignia en la nube, Arcadia, proporciona las herramientas para cada elemento de este proceso de forma controlada y automatizada. Captura todos los aspectos del diseño y los datos, los comprueba y valida automáticamente, y elabora automáticamente todos los informes y resultados necesarios. Los diseños y datos se crean totalmente y se accede a ellos a través de un navegador web y son “datos vivos”, es decir, se puede interactuar con ellos, transformarlos, simularlos y prepararlos para el futuro.
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